LONDRES – Este verano, las dificultades ampliamente publicitadas por los que atraviesa el Banco Espírito Santo de Portugal nos recuerdan que los problemas financieros de la eurozona no se encuentran resueltos en lo absoluto. Sin duda, existen factores idiosincráticos detrás de los problemas de este banco, mismos que se derivan de su exposición a otras partes que conforman el imperio de la familia Espírito Santo. Sin embargo, cuando el banco anunció una pérdida de €3,6 mil millones ($4,7 mil millones) en el primer semestre, el colapso repentino de la confianza fue alarmante, y los inversores nerviosos empezaron a averiguar si existían bombas de tiempo similares haciendo tictac en otros lugares.
LONDRES – Este verano, las dificultades ampliamente publicitadas por los que atraviesa el Banco Espírito Santo de Portugal nos recuerdan que los problemas financieros de la eurozona no se encuentran resueltos en lo absoluto. Sin duda, existen factores idiosincráticos detrás de los problemas de este banco, mismos que se derivan de su exposición a otras partes que conforman el imperio de la familia Espírito Santo. Sin embargo, cuando el banco anunció una pérdida de €3,6 mil millones ($4,7 mil millones) en el primer semestre, el colapso repentino de la confianza fue alarmante, y los inversores nerviosos empezaron a averiguar si existían bombas de tiempo similares haciendo tictac en otros lugares.