LONDRES– El reciente ataque de programa de secuestro, o “ransomware”, que sufrió la Colonial Pipeline en los Estados Unidos es un ejemplo de la creciente sofisticación de los ciberataques a lo largo de los últimos 12 meses. Desde el ataque a Colonial, ha habido ataques a empresas del sector de los seguros en Asia, a un proveedor de camiones de alquiler en Europa, a un comprador de deuda insolvente francés y a una compañía global de alimentos. Todos contenían ataques de programas de secuestro y en ellos destacaba la capacidad de los hechores de escoger objetivos sin importar su lugar geográfico ni su sector económico.
LONDRES– El reciente ataque de programa de secuestro, o “ransomware”, que sufrió la Colonial Pipeline en los Estados Unidos es un ejemplo de la creciente sofisticación de los ciberataques a lo largo de los últimos 12 meses. Desde el ataque a Colonial, ha habido ataques a empresas del sector de los seguros en Asia, a un proveedor de camiones de alquiler en Europa, a un comprador de deuda insolvente francés y a una compañía global de alimentos. Todos contenían ataques de programas de secuestro y en ellos destacaba la capacidad de los hechores de escoger objetivos sin importar su lugar geográfico ni su sector económico.