MOSCÚ – ¡Cuánto puede cambiar en un año! En el otoño de 2019 el presidente ruso Vladímir Putin parecía estar en la cresta de la ola: la agitación en Occidente – incluida la presidencia de Donald Trump, el drama de la brexit y los feudos europeos por cuestiones que iban desde las migraciones hasta la energía – le habían permitido crearse la reputación de alguien firme y asertivo en la política mundial. Ahora, la firmeza se asemeja más a una esclerosis y las consecuencias se extienden más allá de las fronteras rusas.
MOSCÚ – ¡Cuánto puede cambiar en un año! En el otoño de 2019 el presidente ruso Vladímir Putin parecía estar en la cresta de la ola: la agitación en Occidente – incluida la presidencia de Donald Trump, el drama de la brexit y los feudos europeos por cuestiones que iban desde las migraciones hasta la energía – le habían permitido crearse la reputación de alguien firme y asertivo en la política mundial. Ahora, la firmeza se asemeja más a una esclerosis y las consecuencias se extienden más allá de las fronteras rusas.