LONDRES – La elección para el Parlamento Europeo ha puesto en marcha un doloroso proceso, en el que habrá que reconsiderar no solamente el modo en que funciona la Unión Europea, sino también cuál es su significado profundo. El resultado de la elección dejó en claro que ahora hay dos Europas: una donde la lógica de la integración está profundamente integrada al sistema político y otra que rechaza los supuestos básicos de la soberanía compartida.
LONDRES – La elección para el Parlamento Europeo ha puesto en marcha un doloroso proceso, en el que habrá que reconsiderar no solamente el modo en que funciona la Unión Europea, sino también cuál es su significado profundo. El resultado de la elección dejó en claro que ahora hay dos Europas: una donde la lógica de la integración está profundamente integrada al sistema político y otra que rechaza los supuestos básicos de la soberanía compartida.