PRINCETON – El colapso de Greensill Capital —una empresa de servicios financieros con sede en Londres— ofrece una advertencia oportuna, aunque costosa, sobre varias tendencias actuales. Claramente conviene tomar con cautela la fanfarria que rodea a la innovación financiera, pero también hay que prestar más atención al turbio mundo del cabildeo corporativo, la regulación del riesgo y otras cuestiones que residen en la intersección del capitalismo y el gobierno.
PRINCETON – El colapso de Greensill Capital —una empresa de servicios financieros con sede en Londres— ofrece una advertencia oportuna, aunque costosa, sobre varias tendencias actuales. Claramente conviene tomar con cautela la fanfarria que rodea a la innovación financiera, pero también hay que prestar más atención al turbio mundo del cabildeo corporativo, la regulación del riesgo y otras cuestiones que residen en la intersección del capitalismo y el gobierno.