NUEVA YORK – ¿Cómo se pueden tomar decisiones sensatas sobre un futuro permanentemente desconocido? Este interrogante es tan antiguo como la humanidad, pero se ha vuelto existencial a la luz del cambio climático. Si bien existe suficiente evidencia de que el cambio climático antropogénico ya está entre nosotros, no hay modo de conocer todas las maneras en que se ramificará en las próximas décadas. Todo lo que sabemos es que debemos o bien reducir nuestro impacto ambiental, o bien arriesgarnos a otra crisis global en la escala de la “pequeña edad de hielo” del siglo XVII, cuando los cambios climáticos condujeron a una propagación de enfermedades, rebelión, guerra y hambruna masiva, acabando con la vida de dos tercios de la población global.
NUEVA YORK – ¿Cómo se pueden tomar decisiones sensatas sobre un futuro permanentemente desconocido? Este interrogante es tan antiguo como la humanidad, pero se ha vuelto existencial a la luz del cambio climático. Si bien existe suficiente evidencia de que el cambio climático antropogénico ya está entre nosotros, no hay modo de conocer todas las maneras en que se ramificará en las próximas décadas. Todo lo que sabemos es que debemos o bien reducir nuestro impacto ambiental, o bien arriesgarnos a otra crisis global en la escala de la “pequeña edad de hielo” del siglo XVII, cuando los cambios climáticos condujeron a una propagación de enfermedades, rebelión, guerra y hambruna masiva, acabando con la vida de dos tercios de la población global.