LONDRES – La pandemia de COVID‑19 es la primera gran crisis global de la historia de la humanidad que ha sido tratada como un problema matemático, equiparando la formulación de políticas públicas a la solución de un conjunto de ecuaciones diferenciales. Con muy pocas excepciones (entre ellas, por supuesto, el presidente estadounidense Donald Trump) la mayoría de los gobernantes se han sometido a la opinión de «la ciencia» para el combate al virus. El ejemplo más claro fue cuando el 23 de marzo el gobierno británico decidió adoptar de pronto medidas de confinamiento estrictas, después de que investigadores del Imperial College de Londres publicaron un pronóstico terrorífico según el cual si no se hacía nada para combatir la pandemia podía haber hasta 550 000 muertes.
LONDRES – La pandemia de COVID‑19 es la primera gran crisis global de la historia de la humanidad que ha sido tratada como un problema matemático, equiparando la formulación de políticas públicas a la solución de un conjunto de ecuaciones diferenciales. Con muy pocas excepciones (entre ellas, por supuesto, el presidente estadounidense Donald Trump) la mayoría de los gobernantes se han sometido a la opinión de «la ciencia» para el combate al virus. El ejemplo más claro fue cuando el 23 de marzo el gobierno británico decidió adoptar de pronto medidas de confinamiento estrictas, después de que investigadores del Imperial College de Londres publicaron un pronóstico terrorífico según el cual si no se hacía nada para combatir la pandemia podía haber hasta 550 000 muertes.