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La solución barata y efectiva del calentamiento global

COPENHAGUE – El calentamiento global implicará que más gente muera como consecuencia del calor. Habrá un aumento en los niveles del mar, más malaria, hambre y pobreza. La preocupación ha sido grande, pero la humanidad ha hecho muy poco para impedir realmente que se produzcan estos desenlaces. Las emisiones de carbono han seguido aumentando, a pesar de las repetidas promesas de recortes.

Todos tenemos la responsabilidad de asegurar que se frene el cambio climático. Recurrimos a los científicos del clima para que nos informen sobre el problema del calentamiento global. Ahora necesitamos recurrir a los economistas del clima para que nos iluminen sobre los beneficios, costos y posibles resultados de las diferentes respuestas a este desafío.

Los líderes mundiales se reúnen en Copenhague en diciembre para forjar un nuevo pacto para enfrentar el calentamiento global. ¿Deberían seguir adelante con los planes de hacer promesas de reducir las emisiones de carbono que son improbables de cumplir? ¿Deberían en cambio postergar las reducciones por 20 años? ¿Qué se podría lograr si se plantaran más árboles, se recortaran las emisiones de metano o se redujeran las emisiones de hollín negro? ¿Es sensato concentrarse en una solución tecnológica para el calentamiento? ¿O deberíamos adaptarnos a un mundo más cálido?

Gran parte del debate actual sobre las políticas climáticas sigue concentrándose en reducir el carbono, pero existen muchas maneras de reparar el clima global. Nuestras opciones tendrán diferentes resultados y diferentes costos.

La combinación óptima de soluciones creará el mayor impacto a cambio de la menor inversión. Un documento revolucionario de los economistas Eric Bickel y Lee Lane es uno de los primeros estudios -y ciertamente el más completo- de los costos y beneficios de la ingeniería climática. Manipular deliberadamente el clima de la Tierra parece algo ligado a la ciencia ficción. Pero John Holdren, en su rol de asesor científico del presidente Barack Obama, dijo que "hay que analizarlo" y muchos científicos prominentes coinciden con él.

Bickel y Lane ofrecen pruebas irrefutables de que una inversión mínima en ingeniería climática podría reducir tantos efectos del calentamiento global como los billones de dólares invertidos en reducciones de las emisiones de carbono.

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La ingeniería climática tiene la ventaja de la celeridad. Existe un retraso significativo entre los recortes de carbono y cualquier baja de la temperatura -aún reducir a la mitad las emisiones globales para mediados de siglo apenas podría medirse para fin de siglo-. Hacer que la energía verde sea barata y generalizada también llevará mucho tiempo. Consideremos que la electrificación de la economía global sigue incompleta después de más de un siglo de esfuerzo.

Se han propuesto muchos métodos de ingeniería atmosférica. El manejo de la radiación solar parece ser uno de los más esperanzadores. Los gases atmosféricos de tipo invernadero permiten que pase la luz del sol pero absorben el calor e irradian parte de este calor hacia abajo, hacia la superficie de la Tierra. Si no cambia nada, las mayores concentraciones calentarán el planeta. El manejo de la radiación solar haría rebotar un poco de luz solar que volvería al espacio. El reflejo de apenas el 1-2% de la luz solar total que llega a la Tierra podría compensar tanto calentamiento como el causado si se duplicaran los niveles preindustriales de los gases de tipo invernadero.

Cuando hizo erupción el Monte Pinatubo en 1991, se bombearon alrededor de un millón de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera. El dióxido de azufre reaccionó con el agua y formó una capa brumosa que se propagó por todo el globo terráqueo y, al esparcir y absorber la luz solar entrante, enfrió la superficie de la Tierra durante casi dos años. Podríamos imitar este efecto a través de la inserción de aerosol estratosférico -esencialmente, lanzando material como dióxido de azufre u hollín a la atmósfera.

Otra estrategia prometedora es el blanqueamiento de las nubes marinas, por el cual se rocían gotitas de agua marina en las nubes marinas para hacer que reflejen más luz solar. Esto aumenta el proceso natural, donde la sal marina de los océanos proporciona vapor de agua con los núcleos de condensación de nubes.

Es extraordinario considerar que podríamos contrarrestar el calentamiento global de este siglo si 1.900 barcos no tripulados esparcieran rocío de agua marina en el aire para espesar las nubes. El costo total sería de aproximadamente 9.000 millones de dólares, y los beneficios que implica impedir que la temperatura aumente sumarían hasta unos 20 billones de dólares. Es el equivalente de obtener un beneficio de 2.000 dólares porn cada dólar gastado.

Muchos de los riesgos de la ingeniería climática han sido sobreestimados. El blanqueamiento de las nubes marinas no derivaría en cambios atmosféricos permanentes, y se podría utilizar solamente cuando fuera necesario. Convertir agua marina en nubes es un proceso natural. El mayor desafío es la percepción pública. Muchos cabilderos ambientales se oponen incluso a investigar la ingeniería climática. Es asombroso, dados los múltiples beneficios. Si nos importara mucho evitar que suban las temperaturas, parece que deberíamos alegrarnos de que esta estrategia simple y costo-efectiva resulte tan prometedora.

La ingeniería climática podría seguir siendo una opción de respaldo en caso de necesidad. O podríamos incluirla en la agenda hoy. En cualquier caso, existe una razón imperiosa para su seria consideración. Estamos camino a ser la generación que desperdició décadas discutiendo sobre recortes de las emisiones de carbono y no logró frenar los efectos nocivos del calentamiento. Sería un legado vergonzoso -un legado que se podría evitar si se repensara la política climática.

https://prosyn.org/poQwhyAes