NUEVA YORK – La COVID-19 dividió al mundo como casi ninguna otra cosa: los países más ricos disponen de suficientes dosis de vacunas para proteger a su gente de los estragos del virus, pero los países más pobres, no. Quienes están en el Norte Global también cuentan con los medios para evitar la calamidad económica y los trastornos sociales con gigantescos paquetes de estímulo, mientras que cientos de millones de personas en el Sur Global fueron empujadas a la extrema pobreza. Esta división desigual deja a la humanidad mucho más vulnerable frente a la próxima etapa de la pandemia y a otras crisis sistémicas que puedan surgir.
NUEVA YORK – La COVID-19 dividió al mundo como casi ninguna otra cosa: los países más ricos disponen de suficientes dosis de vacunas para proteger a su gente de los estragos del virus, pero los países más pobres, no. Quienes están en el Norte Global también cuentan con los medios para evitar la calamidad económica y los trastornos sociales con gigantescos paquetes de estímulo, mientras que cientos de millones de personas en el Sur Global fueron empujadas a la extrema pobreza. Esta división desigual deja a la humanidad mucho más vulnerable frente a la próxima etapa de la pandemia y a otras crisis sistémicas que puedan surgir.