NUEVA YORK – Una organización sin fines de lucro keniana dedicada a la salud femenina se enfrenta a un dilema imposible. El Fondo Médico y Educativo Kisumu (KMET) recibe 200 000 dólares al año del gobierno de Estados Unidos para entrenar a médicos en el tratamiento de hemorragias posparto. El KMET también recibe dinero de donantes europeos y otras fuentes para la provisión de servicios integrales de salud reproductiva, entre ellos asesoramiento sobre aborto. Tras el reciente decreto del presidente Donald Trump que reinstaló y amplió la regla de la llamada “mordaza global”, el KMET (y muchas organizaciones similares) tendrán que elegir entre distintos programas para salvar vidas.
NUEVA YORK – Una organización sin fines de lucro keniana dedicada a la salud femenina se enfrenta a un dilema imposible. El Fondo Médico y Educativo Kisumu (KMET) recibe 200 000 dólares al año del gobierno de Estados Unidos para entrenar a médicos en el tratamiento de hemorragias posparto. El KMET también recibe dinero de donantes europeos y otras fuentes para la provisión de servicios integrales de salud reproductiva, entre ellos asesoramiento sobre aborto. Tras el reciente decreto del presidente Donald Trump que reinstaló y amplió la regla de la llamada “mordaza global”, el KMET (y muchas organizaciones similares) tendrán que elegir entre distintos programas para salvar vidas.