NUEVA YORK – La Alianza Mundial para la Educación (AME), una loable iniciativa loable que es capaz de promover la educación en 65 países de bajos ingresos atraviesa por lo que en la jerga de la asistencia para el desarrollo se denomina como una “ronda de reposición”, lo que significa que está pidiendo a los gobiernos donantes que depositen nuevamente fondos en sus arcas. Sin embargo, el hecho de que la AME mendigue para recibir meras migajas – apenas un $1 mil millones por año – pone en evidencia la farsa que es el compromiso de los gobiernos occidentales con el programa Educación para Todos.
NUEVA YORK – La Alianza Mundial para la Educación (AME), una loable iniciativa loable que es capaz de promover la educación en 65 países de bajos ingresos atraviesa por lo que en la jerga de la asistencia para el desarrollo se denomina como una “ronda de reposición”, lo que significa que está pidiendo a los gobiernos donantes que depositen nuevamente fondos en sus arcas. Sin embargo, el hecho de que la AME mendigue para recibir meras migajas – apenas un $1 mil millones por año – pone en evidencia la farsa que es el compromiso de los gobiernos occidentales con el programa Educación para Todos.