PORTOVENERE, ITALIA – Hace apenas tres meses, la economía global parecía ir camino a una recuperación relativamente robusta. La distribución de vacunas contra el COVID-19 se había expandido en los países desarrollados, haciendo crecer las esperanzas de que se extendería a los países en desarrollo en la segunda mitad de 2021 y en 2022. Muchas economías estaban registrando cifras de crecimiento impresionantes en tanto sectores afectados por la pandemia retomaban la actividad. Si bien la congestión de las cadenas de suministro había generado una serie de escaseces y precios elevados de insumos clave, estos se veían como problemas meramente transitorios.
PORTOVENERE, ITALIA – Hace apenas tres meses, la economía global parecía ir camino a una recuperación relativamente robusta. La distribución de vacunas contra el COVID-19 se había expandido en los países desarrollados, haciendo crecer las esperanzas de que se extendería a los países en desarrollo en la segunda mitad de 2021 y en 2022. Muchas economías estaban registrando cifras de crecimiento impresionantes en tanto sectores afectados por la pandemia retomaban la actividad. Si bien la congestión de las cadenas de suministro había generado una serie de escaseces y precios elevados de insumos clave, estos se veían como problemas meramente transitorios.