LONDRES – Cuando el Primer Ministro británico David Cameron me pidió en julio que encabezara una iniciativa para encontrar soluciones al creciente problema global de la resistencia antimicrobiana, mi primera pregunta fue: “¿Y qué es eso?” Pronto aprendí que, a medida que las bacterias y los parásitos desarrollan resistencias a los medicamentos actuales, como los antibióticos y antipalúdicos, el mundo se halla en riesgo de perder la batalla contra las enfermedades infecciosas. Así que mi siguiente pregunta fue: “¿Por qué yo? ¿No sería mejor un científico?”
LONDRES – Cuando el Primer Ministro británico David Cameron me pidió en julio que encabezara una iniciativa para encontrar soluciones al creciente problema global de la resistencia antimicrobiana, mi primera pregunta fue: “¿Y qué es eso?” Pronto aprendí que, a medida que las bacterias y los parásitos desarrollan resistencias a los medicamentos actuales, como los antibióticos y antipalúdicos, el mundo se halla en riesgo de perder la batalla contra las enfermedades infecciosas. Así que mi siguiente pregunta fue: “¿Por qué yo? ¿No sería mejor un científico?”