En mi nuevo libro The End of Poverty (“El fin de la pobreza”) muestro cómo se puede acabar con la pobreza extrema en 2025, pero sólo si el mundo rico cumple hasta el final su promesa de ayudar a los países más pobres. Para prosperar y para fomentar la inversión del sector privado necesaria para lograr el crecimiento a largo plazo, una economía necesita unos sistemas educativo y sanitario que funcionen, inversiones en nutrientes del suelo y gestión del agua e infraestructuras básicas, como, por ejemplo, la electricidad y el transporte motorizado. Sin embargo, los países más pobres, incluso los bien gobernados, carecen de recursos para financiar esas inversiones.
En mi nuevo libro The End of Poverty (“El fin de la pobreza”) muestro cómo se puede acabar con la pobreza extrema en 2025, pero sólo si el mundo rico cumple hasta el final su promesa de ayudar a los países más pobres. Para prosperar y para fomentar la inversión del sector privado necesaria para lograr el crecimiento a largo plazo, una economía necesita unos sistemas educativo y sanitario que funcionen, inversiones en nutrientes del suelo y gestión del agua e infraestructuras básicas, como, por ejemplo, la electricidad y el transporte motorizado. Sin embargo, los países más pobres, incluso los bien gobernados, carecen de recursos para financiar esas inversiones.