LONDRES – Un terremoto está sacudiendo la escena política tradicionalmente plácida de Alemania, después que las elecciones el pasado mes de octubre en el estado oriental de Turingia generaron un atolladero que seguía sin resolverse hasta principios de este mes, cuando un liberal no favorito fue electo ministro-presidente con ayuda del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y los políticos locales de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). La cooperación de la CDU con AfD constituyó un rompimiento importante con el consenso alemán de posguerra que descartaba la cooperación de los partidos tradicionales con la extrema derecha, y produjo encono en todo el espectro político.
LONDRES – Un terremoto está sacudiendo la escena política tradicionalmente plácida de Alemania, después que las elecciones el pasado mes de octubre en el estado oriental de Turingia generaron un atolladero que seguía sin resolverse hasta principios de este mes, cuando un liberal no favorito fue electo ministro-presidente con ayuda del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y los políticos locales de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). La cooperación de la CDU con AfD constituyó un rompimiento importante con el consenso alemán de posguerra que descartaba la cooperación de los partidos tradicionales con la extrema derecha, y produjo encono en todo el espectro político.