COPENHAGUE – En el transcurso del pasado siglo, la batalla para garantizar la igualdad para las mujeres y las niñas se ha librado en las aulas, en las urnas y en los directorios de las empresas de Fortune 500. Pero si alguna vez queremos acabar con la desigualdad de género, ya no podemos permitirnos ignorar una de sus principales causas y consecuencias: la desnutrición.
COPENHAGUE – En el transcurso del pasado siglo, la batalla para garantizar la igualdad para las mujeres y las niñas se ha librado en las aulas, en las urnas y en los directorios de las empresas de Fortune 500. Pero si alguna vez queremos acabar con la desigualdad de género, ya no podemos permitirnos ignorar una de sus principales causas y consecuencias: la desnutrición.