CANBERRA – Existe una larga historia de intervenciones militares mal concebidas y excesivas en el Medio Oriente, y se debe tener la esperanza de que la decisión del presidente estadounidense Barack Obama de declarar la guerra contra el Estado islámico no llegue a ser otra más. Ningún otro grupo terrorista merece más justamente ser destruido de manera absoluta que estos yihadistas, genocidas y saqueadores. Sin embargo, la manera en la que hoy en día se concibe y describe la misión liderada por Estados Unidos no deja en claro si los objetivos son alcanzables a costos aceptables, en términos de tiempo, dinero y vidas.
CANBERRA – Existe una larga historia de intervenciones militares mal concebidas y excesivas en el Medio Oriente, y se debe tener la esperanza de que la decisión del presidente estadounidense Barack Obama de declarar la guerra contra el Estado islámico no llegue a ser otra más. Ningún otro grupo terrorista merece más justamente ser destruido de manera absoluta que estos yihadistas, genocidas y saqueadores. Sin embargo, la manera en la que hoy en día se concibe y describe la misión liderada por Estados Unidos no deja en claro si los objetivos son alcanzables a costos aceptables, en términos de tiempo, dinero y vidas.