BRUSELAS – Durante gran parte de una década, los bancos centrales han logrado un progreso limitado en cuanto a la reducción de las poderosas fuerzas deflacionarias mundiales. Desde el año 2008, la Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo las tasas de interés en cero, mientras simultáneamente procuraba el logro, sin precedentes, de múltiples oleadas de expansión del balance a través de la compra de bonos a gran escala. El Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo han seguido su ejemplo, cada uno con su propia versión de la llamada “flexibilización cuantitativa” (QE). Sin embargo, la inflación no se ha recuperado de forma apreciable en ningún lugar.
BRUSELAS – Durante gran parte de una década, los bancos centrales han logrado un progreso limitado en cuanto a la reducción de las poderosas fuerzas deflacionarias mundiales. Desde el año 2008, la Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo las tasas de interés en cero, mientras simultáneamente procuraba el logro, sin precedentes, de múltiples oleadas de expansión del balance a través de la compra de bonos a gran escala. El Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo han seguido su ejemplo, cada uno con su propia versión de la llamada “flexibilización cuantitativa” (QE). Sin embargo, la inflación no se ha recuperado de forma apreciable en ningún lugar.