El malestar crónico de Francia está signado por explosiones periódicas de protesta. Los dos episodios más recientes –los disturbios e incendios en las ciudades francesas en el pasado otoño y la exitosa campaña estudiantil a principios de este año contra una nueva ley que regía las postulaciones de los jóvenes al mercado laboral- parecen tener poco en común. Sin embargo, su hilo conductor es la juventud, el desempleo y la incertidumbre sobre el futuro, así como el sofocante paternalismo estatal que es la base del malestar más generalizado.
El malestar crónico de Francia está signado por explosiones periódicas de protesta. Los dos episodios más recientes –los disturbios e incendios en las ciudades francesas en el pasado otoño y la exitosa campaña estudiantil a principios de este año contra una nueva ley que regía las postulaciones de los jóvenes al mercado laboral- parecen tener poco en común. Sin embargo, su hilo conductor es la juventud, el desempleo y la incertidumbre sobre el futuro, así como el sofocante paternalismo estatal que es la base del malestar más generalizado.