NAIROBI – Por largo tiempo se ha sabido que la calidad y accesibilidad de la atención de salud tiene un peso desproporcionado en el bienestar económico y emocional de sociedades enteras. Los 54 países que forman parte del continente africano no son diferentes en este respecto. Como muchos de sus pares en otros mercados emergentes, han estado plagados por una combinación de altas tasas de morbilidad y recursos insuficientes para hacerles frente. Sin embargo, tras diez años de movilizar más de $300 millones destinados a proveedores sanitarios de múltiples países africanos, soy cautamente optimista de que está comenzando a afianzarse una transformación.
NAIROBI – Por largo tiempo se ha sabido que la calidad y accesibilidad de la atención de salud tiene un peso desproporcionado en el bienestar económico y emocional de sociedades enteras. Los 54 países que forman parte del continente africano no son diferentes en este respecto. Como muchos de sus pares en otros mercados emergentes, han estado plagados por una combinación de altas tasas de morbilidad y recursos insuficientes para hacerles frente. Sin embargo, tras diez años de movilizar más de $300 millones destinados a proveedores sanitarios de múltiples países africanos, soy cautamente optimista de que está comenzando a afianzarse una transformación.