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La forja de los eslabones perdidos

MANILA – El Gobierno de China acaba de anunciar que el Primer Ministro Wen Jiabao será el principal orador en el Foro de Boao para Asia 2009, donde la lista de dirigentes cuya participación se espera es un virtual Quién es quién del continente: el Presidente Asif Ali Zardari del Pakistán, el Presidente Nursultan Nazarbayev del Kazajstán, el Presidente Faure Gnassingbe de Togo, el Primer Ministro S. Bayar de Mongolia, el Primer Ministro Thein Sein de Myanmar, el Primer Ministro Nguyen Tan Dung de Vietnam, el Primer Ministro John Key de Nueva Zelanda y Kopsak Saphawasu, Viceprimer Ministro de Tailandia.

Esas reuniones revisten importancia decisiva para Asia, porque el continente carece de la densa infraestructura institucional que Europa ha creado a lo largo de los cinco últimos decenios. El Foro de Boao de este año ha cobrado aún mayor importancia por la cancelación de la cumbre del Asia sudoriental a causa de  violentas manifestaciones de protesta.

Las empresas multinacionales consideran cada vez más a Asia como un espacio económico único, al menos por lo que se refiere a la producción, lo que no quiere decir, naturalmente, que Asia sea –o esté volviéndose– un mercado único, sino que ahora es algo así como una muy integrada cadena de suministro multinacional.

Pero, aunque Asia se está volviendo más parecida a Europa desde el punto de vista de la integración, la integración política y diplomática permanece rezagada. Así, pues, como Asia carece de esa clase de acuerdos institucionales, la diplomacia personal, como la que representa el Foro de Boao, semejante a la anual reunión de invierno en Davos, sigue revistiendo una importancia decisiva.

De hecho, en el Foro de Boao del año pasado fue donde el Presidente de China, Hu Jintao, empezó a expresar su optimismo sobre las tendencias positivas en las relaciones entre la China continental y Taiwán. Ese acercamiento fue posible porque el entonces recién elegido Vicepresidente de Taiwán recibió el permiso de China para asistir al foro, donde pudo reunirse oficiosamente con el Presidente Hu.

El pasado mes de febrero, yo encabecé una delegación comercial de 40 miembros a Taipei. El momento culminante de aquella misión fue mi diálogo con el Presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, quien subrayó la importancia de vincular a Taiwán con la Zona de Libre Comercio China-ASEAN (ZLCCA) a la luz de las relaciones más cálidas que se estaban desarrollando entre la China continental y Taiwán.

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En esta época de agitación económica en todo el mundo, unos vínculos económicos oficiales cada vez más estrechos de Taiwán con China y sus socios regionales han de beneficiar por fuerza a todos los participantes, porque un inevitable efecto secundario será la disminución de la tensión.

Lamentablemente, algunos análisis indican que una Zona de Libre Comercio Taiwán-ASEAN semejante a la ZLCCA puede no ser posible aún, por lo que, entretanto, el gobierno del Presidente Ma está esforzándose por lograr acuerdos de libre cambio por separado con diversos miembros de la ASEAN. Resulta comprensible que la oposición del Partido Democrático Progresista (PDP) haya adoptado la postura de que Taiwán debe procurar unos vínculos más estrechos con los países de la ASEAN, en lugar de depender demasiado de la China continental, pero Ma no considera que las dos gestiones se excluyan.

Desde una perspectiva más amplia, Ma y yo cambiamos opiniones sobre la sinergia de un “Polígono de Crecimiento del Asia Central y Oriental” en preparación, compuesto por las Filipinas, Taiwán, Hong Kong, Macao y las provincias de Guandong y Fujian de la China continental... además –con el tiempo– de Hainán, Okinawa y Guam/Marianas.

Con buena voluntad por todas las partes, se pueden materializar ventajas reales de la creación de esa agrupación oficiosa, pues es una entrada a los enormes mercados del Asia sudoriental y nordoriental. Una ventaja económica suplementaria de semejante iniciativa para toda la región se derivaría de la apertura de vuelos directos y transporte marítimo por el estrecho de Taiwán.

El Polígono podría llegar a ser incluso un componente para una versión asiática nordoriental de la ASEAN: una “Asociación de Naciones del Asia Nordoriental”. A consecuencia de los recelos históricos entre China, el Japón y Corea, los pesos económicos pesados del Asia nordoriental son el último bloque regional del mundo que aún carece de una organización intergubernamental del tipo de la ASEAN. La Unión Europea resulta aún más instructiva, porque siglos de guerra, que llegaron a su punto culminante en las dos guerras mundiales del siglo XX, inspiraron, en lugar de disuadir, la integración económica, política y de seguridad.

En este momento de incertidumbre mundial, los dirigentes de Asia y el Pacífico deben intensificar sus esfuerzos para aprovechar sus asociaciones y combinaciones estratégicas con vistas a fomentar la estabilidad y el crecimiento. La distensión entre China y Taiwán tal vez pueda marcar una pauta para toda el Asia nordoriental. En el 30 aniversario del “mensaje a los compatriotas de Taiwán” del pasado mes de enero, el Presidente Hu ofreció seis propuestas para mejorar las relaciones:

1.      Abandonar el movimiento de independencia de Taiwán;

2.      Poner fin a la confrontación y llegar a acuerdos pacíficos:

3.      Aumentar los contactos e intercambios militares;

4.      Examinar la posibilidad de que Taiwán partícipe en las organizaciones internacionales en el marco de “Una sola China”;

5.      Establecer un Acuerdo General de Cooperación Económica y

6.      Fomentar la civilización china tradicional con vínculos espirítuales reforzados.

Ahora existe una esperanza fundada de que las conversaciones conforme a esas orientaciones den resultado, pero existe un importante obstáculo para la distensión: la propuesta venta por los Estados Unidos a Taiwán de 30 helicópteros Apache de ataque y 330 misiles Patriot por un valor de 6.500 millones de dólares. Anteriormente, se habían paralizado las conversaciones entre China y los EE.UU. sobre la cooperación en materia de defensa, por culpa de esas negociaciones sobre armas. Después se reanudaron, como una rama de olivo enviada por el gobierno de China al de Obama.

Las tres partes interesadas deberán mostrarse cautelosas para velar por que ese propuesto trato sobre armas no haga dar un paso atrás en el deshielo de las relaciones China-Taiwán, pues, para que Asia empiece a construir una infraestructura institucional como la que ha brindado paz y prosperidad a Europa, habrá que transformar el foco de tensión entre China y Taiwán en una primera piedra de la cooperación regional.

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