NUEVA YORK – Desde que el G7 se reunió en agosto de 2019, el COVID-19 ha resultado en 3,5 millones de muertes y pérdidas económicas que, se calcula, alcanzarán los 22 billones de dólares en 2025 –una sacudida económica 80% mayor que la que siguió a la crisis financiera global de 2008-. Cada uno de estos episodios catastróficos dio lugar a un multilateralismo audaz y efectivo que hizo que el mundo fuera más seguro y más próspero de ahí en adelante. El G7 ahora tiene la oportunidad de demostrar el mismo tipo de liderazgo en su cumbre en Cornwall esta semana.
NUEVA YORK – Desde que el G7 se reunió en agosto de 2019, el COVID-19 ha resultado en 3,5 millones de muertes y pérdidas económicas que, se calcula, alcanzarán los 22 billones de dólares en 2025 –una sacudida económica 80% mayor que la que siguió a la crisis financiera global de 2008-. Cada uno de estos episodios catastróficos dio lugar a un multilateralismo audaz y efectivo que hizo que el mundo fuera más seguro y más próspero de ahí en adelante. El G7 ahora tiene la oportunidad de demostrar el mismo tipo de liderazgo en su cumbre en Cornwall esta semana.