SAN DIEGO – “Dios no juega a los dados con el universo”, alguna vez nos aseguró Einstein. En cambio, una pandilla de jugadores friki con gafas, palancas y aplicaciones de finanzas como Robinhood están determinando nuestro futuro. Mucho antes de que GameStop llegara a los titulares por su resplandor y derrumbe meteórico del 1.700%, y de que el Congreso norteamericano exigiera testimonios de ejecutivos de fondos de cobertura (en persona y por Zoom), ya se estaba jugando con partes esenciales de la economía.
SAN DIEGO – “Dios no juega a los dados con el universo”, alguna vez nos aseguró Einstein. En cambio, una pandilla de jugadores friki con gafas, palancas y aplicaciones de finanzas como Robinhood están determinando nuestro futuro. Mucho antes de que GameStop llegara a los titulares por su resplandor y derrumbe meteórico del 1.700%, y de que el Congreso norteamericano exigiera testimonios de ejecutivos de fondos de cobertura (en persona y por Zoom), ya se estaba jugando con partes esenciales de la economía.