NUEVA YORK – China ha sido criticada de forma generalizada por su brutal trato a casi cualquier forma de disidencia política en el Tíbet. En 2008, por ejemplo, un tibetano llamado Wangdu, educador sobre el sida en Lhasa, fue condenado a cadena perpetua por enviar noticias sobre las protestas tibetanas a tibetanos residentes en el extranjero. La lógica estaba clara: preservar lo que los dirigentes de China llaman “estabilidad” y “armonía” para mantener el poder estatal.
NUEVA YORK – China ha sido criticada de forma generalizada por su brutal trato a casi cualquier forma de disidencia política en el Tíbet. En 2008, por ejemplo, un tibetano llamado Wangdu, educador sobre el sida en Lhasa, fue condenado a cadena perpetua por enviar noticias sobre las protestas tibetanas a tibetanos residentes en el extranjero. La lógica estaba clara: preservar lo que los dirigentes de China llaman “estabilidad” y “armonía” para mantener el poder estatal.