MADRID – Cada cinco años, la Unión Europea tiene una cita con el espejo: las elecciones al Parlamento Europeo nos sirven para contemplar el semblante de nuestro proyecto común y hacer balance del paso del tiempo. Los comicios que se avecinan, sin embargo, son especiales. Se trata de las primeras elecciones desde la crisis de los refugiados, desde el referéndum sobre el Brexit y desde la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En estos años convulsos, marcados por las tensiones y las inseguridades, no hemos apartado la mirada del espejo en ningún instante. Con esta llamada a las urnas, el reflejo adquirirá la nitidez que tanto hemos echado en falta.
MADRID – Cada cinco años, la Unión Europea tiene una cita con el espejo: las elecciones al Parlamento Europeo nos sirven para contemplar el semblante de nuestro proyecto común y hacer balance del paso del tiempo. Los comicios que se avecinan, sin embargo, son especiales. Se trata de las primeras elecciones desde la crisis de los refugiados, desde el referéndum sobre el Brexit y desde la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En estos años convulsos, marcados por las tensiones y las inseguridades, no hemos apartado la mirada del espejo en ningún instante. Con esta llamada a las urnas, el reflejo adquirirá la nitidez que tanto hemos echado en falta.