MADRID – Las divulgaciones sobre las elecciones europeas siempre traen consigo expectativas de cambio drástico que muy pocas veces, o que nunca, se cumplen. Pero las inminentes elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019 pueden romper el molde, ya que podrían determinar el resultado de una continua lucha entre dos visiones enfrentadas del futuro de Europa: una que aboga por progresar hacia la apertura y la interconexión, y otra que defiende retroceder a un nacionalismo divisivo e inflexible.
MADRID – Las divulgaciones sobre las elecciones europeas siempre traen consigo expectativas de cambio drástico que muy pocas veces, o que nunca, se cumplen. Pero las inminentes elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019 pueden romper el molde, ya que podrían determinar el resultado de una continua lucha entre dos visiones enfrentadas del futuro de Europa: una que aboga por progresar hacia la apertura y la interconexión, y otra que defiende retroceder a un nacionalismo divisivo e inflexible.