BRUSELAS – Los banqueros centrales y los supervisores financieros de todo el mundo se centran cada vez más en un problema que normalmente está fuera de sus competencias: el cambio climático. Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco de Pagos Internacionales (el banco central para los bancos centrales) han publicado recientemente informes sobre el riesgo climático. Y, aparentemente, el Banco Central Europeo se está preparando para apuntar con dirección al llamado diferencial verde, o, en otras palabras, la diferencia en las condiciones de financiación que se ofrecen a las actividades bajas y a las actividades altas en emisiones de carbono.
BRUSELAS – Los banqueros centrales y los supervisores financieros de todo el mundo se centran cada vez más en un problema que normalmente está fuera de sus competencias: el cambio climático. Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco de Pagos Internacionales (el banco central para los bancos centrales) han publicado recientemente informes sobre el riesgo climático. Y, aparentemente, el Banco Central Europeo se está preparando para apuntar con dirección al llamado diferencial verde, o, en otras palabras, la diferencia en las condiciones de financiación que se ofrecen a las actividades bajas y a las actividades altas en emisiones de carbono.