LONDRES - La reacción de Europa ante las históricas revoluciones en el norte de África ha vacilado entre la euforia y el miedo. El instinto natural de celebrar y apoyar la democratización en todo el Mediterráneo se ha visto atemperado por la preocupación de que la crisis se derrame sobre las costas europeas.
LONDRES - La reacción de Europa ante las históricas revoluciones en el norte de África ha vacilado entre la euforia y el miedo. El instinto natural de celebrar y apoyar la democratización en todo el Mediterráneo se ha visto atemperado por la preocupación de que la crisis se derrame sobre las costas europeas.