Durante más de 20 años he argumentado que los altos índices de desempleo de Europa Occidental son insostenibles. A fines de los años 70, los monetaristas apostaron a que sólo un aumento transitorio y modesto del desempleo podría poner freno a la creciente y galopante inflación en el occidente industrial, y que en retrospectiva se vería que esto valdría la pena como costo para lograr una efectiva estabilidad de los precios. En Gran Bretaña y los Estados Unidos, esta apuesta monetarista funcionó bien. No así en Europa Occidental.
Durante más de 20 años he argumentado que los altos índices de desempleo de Europa Occidental son insostenibles. A fines de los años 70, los monetaristas apostaron a que sólo un aumento transitorio y modesto del desempleo podría poner freno a la creciente y galopante inflación en el occidente industrial, y que en retrospectiva se vería que esto valdría la pena como costo para lograr una efectiva estabilidad de los precios. En Gran Bretaña y los Estados Unidos, esta apuesta monetarista funcionó bien. No así en Europa Occidental.