MAASTRICHT – Para los solicitantes de asilo en el campo de refugiados Moria de Lesbos, Grecia, la palabra “casi” se ha convertido en sinónimo de desolación. Casi lo lograron. Están casi al final de su brutal viaje. Como lo expresara Aarash, padre de 27 años de una pequeña niña y graduado de un MBA de Kabul, Afganistán, “Más allá de las palabras y los hechos, resulta que somos casi humanos”. Y Europa casi los acoge.
MAASTRICHT – Para los solicitantes de asilo en el campo de refugiados Moria de Lesbos, Grecia, la palabra “casi” se ha convertido en sinónimo de desolación. Casi lo lograron. Están casi al final de su brutal viaje. Como lo expresara Aarash, padre de 27 años de una pequeña niña y graduado de un MBA de Kabul, Afganistán, “Más allá de las palabras y los hechos, resulta que somos casi humanos”. Y Europa casi los acoge.