MADRID – Se ha convertido en un lugar común: cada diciembre proliferan las voces que califican el año siguiente como crucial para la Unión Europea. Es un balance bien pautado, se constata la turbulencia de los 12 meses pasados, y se reflexiona sobre su origen en eventos para los que Europa no estaba preparada, ha improvisado una respuesta y proclama el compromiso de abordar en el inmediato futuro las cuestiones estructurales. Y se inicia un nuevo ciclo, y Europa vuelve a saturarse de acontecimientos y a quedar atrapada en respuestas a corto plazo. ¿Será la Unión capaz de romper este esquema en 2018?
MADRID – Se ha convertido en un lugar común: cada diciembre proliferan las voces que califican el año siguiente como crucial para la Unión Europea. Es un balance bien pautado, se constata la turbulencia de los 12 meses pasados, y se reflexiona sobre su origen en eventos para los que Europa no estaba preparada, ha improvisado una respuesta y proclama el compromiso de abordar en el inmediato futuro las cuestiones estructurales. Y se inicia un nuevo ciclo, y Europa vuelve a saturarse de acontecimientos y a quedar atrapada en respuestas a corto plazo. ¿Será la Unión capaz de romper este esquema en 2018?