BERLÍN – Un cambio de paradigma está teniendo lugar en las relaciones entre la Unión Europea y China. La crisis del COVID-19 ha desatado un nuevo debate al interior de Europa sobre la necesidad de una mayor “diversificación” de la cadena de suministros y, por ende, de una desvinculación controlada de China. No será una tarea fácil y no sucederá en lo inmediato. Pero, claramente, Europa ha abandonado su ambición previa de una relación económica bilateral mucho más integrada con China.
BERLÍN – Un cambio de paradigma está teniendo lugar en las relaciones entre la Unión Europea y China. La crisis del COVID-19 ha desatado un nuevo debate al interior de Europa sobre la necesidad de una mayor “diversificación” de la cadena de suministros y, por ende, de una desvinculación controlada de China. No será una tarea fácil y no sucederá en lo inmediato. Pero, claramente, Europa ha abandonado su ambición previa de una relación económica bilateral mucho más integrada con China.