PRAGA – Hace cinco años, la Unión Europea estaba a punto de cumplir una de las aspiraciones de las Revoluciones de Terciopelo que arrasaron en Europa central y del este al expandirse de 15 a 25 miembros a través del acceso de varios estados post-comunistas. Sin embargo, mientras que el Muro de Berlín y la Cortina de Hierro pueden haber caído en el basurero de la historia, otros vestigios de la era soviética siguen firmemente en pie. Ciertas zonas del mundo han sido transformadas para mejor, incluso mientras otras han quedado suspendidas en el tiempo para valerse por sí mismas. Un lugar que no ha cambiado es Cuba, a pesar de la decisión de Fidel Castro de retirarse y entregarle las riendas del poder a su hermano Raúl.
PRAGA – Hace cinco años, la Unión Europea estaba a punto de cumplir una de las aspiraciones de las Revoluciones de Terciopelo que arrasaron en Europa central y del este al expandirse de 15 a 25 miembros a través del acceso de varios estados post-comunistas. Sin embargo, mientras que el Muro de Berlín y la Cortina de Hierro pueden haber caído en el basurero de la historia, otros vestigios de la era soviética siguen firmemente en pie. Ciertas zonas del mundo han sido transformadas para mejor, incluso mientras otras han quedado suspendidas en el tiempo para valerse por sí mismas. Un lugar que no ha cambiado es Cuba, a pesar de la decisión de Fidel Castro de retirarse y entregarle las riendas del poder a su hermano Raúl.