MADRID – La Unión Europea (UE) tiene una fijación con los ultimátums, ya sea el plazo de dos años para las negociaciones del Brexit o la declaración del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con su "Comisión de la Última Oportunidad". Los líderes europeos rara vez cumplen sus promesas más ambiciosas. Sin embargo, en materia de migración, tendrán que hacerlo. Espada de Damocles para la UE, implica todas sus líneas divisorias: entre Estado y comunidad, entre seguridad y apertura, entre identidad nacional y europea, entre valores sociales e intereses económicos o estratégicos. Las migraciones, más que cualquier otro de los innumerables desafíos que hoy ha de afrontar la UE, tiene el potencial de destruir el proyecto europeo.
MADRID – La Unión Europea (UE) tiene una fijación con los ultimátums, ya sea el plazo de dos años para las negociaciones del Brexit o la declaración del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con su "Comisión de la Última Oportunidad". Los líderes europeos rara vez cumplen sus promesas más ambiciosas. Sin embargo, en materia de migración, tendrán que hacerlo. Espada de Damocles para la UE, implica todas sus líneas divisorias: entre Estado y comunidad, entre seguridad y apertura, entre identidad nacional y europea, entre valores sociales e intereses económicos o estratégicos. Las migraciones, más que cualquier otro de los innumerables desafíos que hoy ha de afrontar la UE, tiene el potencial de destruir el proyecto europeo.