MADRID – Las imágenes que han salido tras la retirada rusa de Bucha -donde Ucrania acusa a los soldados rusos de torturar y asesinar a civiles- han intensificado la presión sobre Occidente para que provea más armas ofensivas a Ucrania y para que Europa prohíba la importación de energía desde Rusia. Pero dejando a un lado la cuestión legítima sobre la disposición europea a pagar por cuenta de Ucrania, la cruda realidad es que las sanciones no siempre son eficaces.
MADRID – Las imágenes que han salido tras la retirada rusa de Bucha -donde Ucrania acusa a los soldados rusos de torturar y asesinar a civiles- han intensificado la presión sobre Occidente para que provea más armas ofensivas a Ucrania y para que Europa prohíba la importación de energía desde Rusia. Pero dejando a un lado la cuestión legítima sobre la disposición europea a pagar por cuenta de Ucrania, la cruda realidad es que las sanciones no siempre son eficaces.