CAMBRIDGE – Desde que el Presidente de Turquía Recep Tayyip Erdoğan ganó sus primeras elecciones generales a finales de 2002 se ha obsesionado con la idea de que el poder podía serle arrebatado a través de un golpe de Estado. Incluso en aquel entonces tenía buenas razones para preocuparse. En dicho momento, no era ningún secreto que la ultra seglar clase dominante de Turquía, que se encontraba cómodamente instalada en las altas esferas del poder judicial y de las cúpulas militares, sentía antipatía por Erdoğan y sus aliados políticos.
CAMBRIDGE – Desde que el Presidente de Turquía Recep Tayyip Erdoğan ganó sus primeras elecciones generales a finales de 2002 se ha obsesionado con la idea de que el poder podía serle arrebatado a través de un golpe de Estado. Incluso en aquel entonces tenía buenas razones para preocuparse. En dicho momento, no era ningún secreto que la ultra seglar clase dominante de Turquía, que se encontraba cómodamente instalada en las altas esferas del poder judicial y de las cúpulas militares, sentía antipatía por Erdoğan y sus aliados políticos.