Una vez más, la guerra rusa en Chechenia (que retumba, estruendosa ydespiadada, desde hace una década) encontró su explosivo camino hasta las calles de Moscú. La cantidad de vidas que se ha cobrado de entre el inocente público que se encontraba en un teatro de Moscú ratifica a la lucha de Rusia contra los rebeldes chechenos como un sangriento y bien diferenciado frente de la guerra contra el terrorismo. Esa guerra debe ser ganada. Pero también ha llegado el momento de que Rusia cambie su política. Chechenia debe seguir siendo parte de la Federación Rusa, pero está claro que no se puede alcanzar tal meta estratégica utilizando sólo los medios militares.
Una vez más, la guerra rusa en Chechenia (que retumba, estruendosa ydespiadada, desde hace una década) encontró su explosivo camino hasta las calles de Moscú. La cantidad de vidas que se ha cobrado de entre el inocente público que se encontraba en un teatro de Moscú ratifica a la lucha de Rusia contra los rebeldes chechenos como un sangriento y bien diferenciado frente de la guerra contra el terrorismo. Esa guerra debe ser ganada. Pero también ha llegado el momento de que Rusia cambie su política. Chechenia debe seguir siendo parte de la Federación Rusa, pero está claro que no se puede alcanzar tal meta estratégica utilizando sólo los medios militares.