Es obvio que las ocupaciones político-militares y la supervisión internacional de un país nunca le resultan agradables a los pueblos que las sufren. Por un tiempo sonríen y las soportan, reconociendo a veces que la pérdida de soberanía es necesaria. Pero su tolerancia inevitablemente se desgasta, y rápido.
Es obvio que las ocupaciones político-militares y la supervisión internacional de un país nunca le resultan agradables a los pueblos que las sufren. Por un tiempo sonríen y las soportan, reconociendo a veces que la pérdida de soberanía es necesaria. Pero su tolerancia inevitablemente se desgasta, y rápido.