LONDRES – Tras la decisión de Elon Musk de comprar Twitter (por 44 000 millones de dólares), los comentaristas se desviven por comprender el significado que tendrá para la plataforma el «absolutismo de la libre expresión», del que la persona más rica del mundo se declara partidaria. Pero es posible que ese principio también le traiga dolores de cabeza a Musk.
LONDRES – Tras la decisión de Elon Musk de comprar Twitter (por 44 000 millones de dólares), los comentaristas se desviven por comprender el significado que tendrá para la plataforma el «absolutismo de la libre expresión», del que la persona más rica del mundo se declara partidaria. Pero es posible que ese principio también le traiga dolores de cabeza a Musk.