LAGOS – Cuando era niño y vivía en Kano, en el norte de Nigeria, mi maestro de Corán estaba paralizado por completo de la cintura para abajo. Un muchacho con quien crecí no podía usar sus piernas. Fui testigo de esto hace 50 años, y en aquel entonces no sabía que ellos estaban paralizados debido a la poliomielitis. Este tipo de cosas eran sencillamente algo natural en la vida de Nigeria. En ese momento, nunca me imaginé que todo ese daño se hubiese evitado con una vacuna de fácil administración – es decir, si estas personas hubiesen sido inmunizadas, se hubiese evitado la parálisis.
LAGOS – Cuando era niño y vivía en Kano, en el norte de Nigeria, mi maestro de Corán estaba paralizado por completo de la cintura para abajo. Un muchacho con quien crecí no podía usar sus piernas. Fui testigo de esto hace 50 años, y en aquel entonces no sabía que ellos estaban paralizados debido a la poliomielitis. Este tipo de cosas eran sencillamente algo natural en la vida de Nigeria. En ese momento, nunca me imaginé que todo ese daño se hubiese evitado con una vacuna de fácil administración – es decir, si estas personas hubiesen sido inmunizadas, se hubiese evitado la parálisis.