BERLÍN – Egipto está en el corazón de la revolución árabe, aún cuando la chispa inicial se haya encendido en Túnez. Pero Egipto –con su ubicación estratégica, sus fronteras estables, su gran población y su antigua historia– ha sido durante siglos la principal potencia en el mundo árabe y definió el movimiento de la historia en la región como ningún otro país. Esto implica que el derrocamiento del presidente egipcio democráticamente electo, Mohamed Morsi, tendrá repercusiones mucho más amplias.
BERLÍN – Egipto está en el corazón de la revolución árabe, aún cuando la chispa inicial se haya encendido en Túnez. Pero Egipto –con su ubicación estratégica, sus fronteras estables, su gran población y su antigua historia– ha sido durante siglos la principal potencia en el mundo árabe y definió el movimiento de la historia en la región como ningún otro país. Esto implica que el derrocamiento del presidente egipcio democráticamente electo, Mohamed Morsi, tendrá repercusiones mucho más amplias.