WASHINGTON, DC – Aichetou es una adolescente de 14 años que vive en las afueras de Nuakchot, capital de Mauritania, en la región africana del Sahel. Todos los días, debe recorrer un difícil camino de arena, para llegar a una escuela en la que no hay agua potable ni sanitarios, y en la que aprenderá muy poco, porque faltan manuales y maestros preparados. Y no está sola: en todo el mundo, decenas de millones de estudiantes padecen circunstancias similares, y 262 millones de niños y jóvenes directamente no van a la escuela.
WASHINGTON, DC – Aichetou es una adolescente de 14 años que vive en las afueras de Nuakchot, capital de Mauritania, en la región africana del Sahel. Todos los días, debe recorrer un difícil camino de arena, para llegar a una escuela en la que no hay agua potable ni sanitarios, y en la que aprenderá muy poco, porque faltan manuales y maestros preparados. Y no está sola: en todo el mundo, decenas de millones de estudiantes padecen circunstancias similares, y 262 millones de niños y jóvenes directamente no van a la escuela.