SEÚL – Independientemente de que les guste o no a los políticos y expertos de Asia Oriental, las relaciones internacionales actuales de la región se parecen más a la política de equilibrio de poder de la Europa del siglo XIX que a la de la Europa estable de la actualidad. Somos testigos del creciente nacionalismo de Asia Oriental, de las disputas territoriales y de la falta de mecanismos institucionales eficaces de cooperación en el ámbito de seguridad. Mientras que la interdependencia económica entre China, Japón, Corea del Sur, y los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático continúa profundizándose, sus relaciones diplomáticas se ven agobiadas por factores de rivalidad y desconfianza, tal como ocurrió con las relaciones entre los países europeos en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial.
SEÚL – Independientemente de que les guste o no a los políticos y expertos de Asia Oriental, las relaciones internacionales actuales de la región se parecen más a la política de equilibrio de poder de la Europa del siglo XIX que a la de la Europa estable de la actualidad. Somos testigos del creciente nacionalismo de Asia Oriental, de las disputas territoriales y de la falta de mecanismos institucionales eficaces de cooperación en el ámbito de seguridad. Mientras que la interdependencia económica entre China, Japón, Corea del Sur, y los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático continúa profundizándose, sus relaciones diplomáticas se ven agobiadas por factores de rivalidad y desconfianza, tal como ocurrió con las relaciones entre los países europeos en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial.