NUEVA YORK – En un mundo en el que la demanda interna de muchas economías avanzadas y mercados en ascenso es débil, las autoridades han sentido la tentación de impulsar el crecimiento económico y el empleo inclinándose por el crecimiento propiciado por las exportaciones. Para ello, hace falta una divisa débil y políticas monetarias ortodoxas y heterodoxas que provoquen la necesaria depreciación.
NUEVA YORK – En un mundo en el que la demanda interna de muchas economías avanzadas y mercados en ascenso es débil, las autoridades han sentido la tentación de impulsar el crecimiento económico y el empleo inclinándose por el crecimiento propiciado por las exportaciones. Para ello, hace falta una divisa débil y políticas monetarias ortodoxas y heterodoxas que provoquen la necesaria depreciación.