PARÍS – A fines de los setenta y principios de los ochenta, destacados expertos en relaciones internacionales (como el difunto filósofo de la política francés Pierre Hassner) sostuvieron que el mundo era testigo de una competencia de decadencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Para esta última, el conflicto en Afganistán iba a convertirse en un fracaso todavía más costoso que la Guerra de Vietnam para Estados Unidos. En 1989, el veredicto era claro: la Unión Soviética se había atrofiado mucho más rápido que Estados Unidos, y su imperio se derrumbó, víctima de sus propios errores y contradicciones.
PARÍS – A fines de los setenta y principios de los ochenta, destacados expertos en relaciones internacionales (como el difunto filósofo de la política francés Pierre Hassner) sostuvieron que el mundo era testigo de una competencia de decadencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Para esta última, el conflicto en Afganistán iba a convertirse en un fracaso todavía más costoso que la Guerra de Vietnam para Estados Unidos. En 1989, el veredicto era claro: la Unión Soviética se había atrofiado mucho más rápido que Estados Unidos, y su imperio se derrumbó, víctima de sus propios errores y contradicciones.