NUEVA YORK – La cada vez mayor interconexión global (los crecientes flujos transfronterizos de personas, bienes, energía, correos electrónicos, señales de radio y televisión, datos, drogas, terroristas, armas, dióxido de carbono, alimentos, dólares y, por supuesto, virus, biológicos e informáticos) ha sido un rasgo definitorio del mundo moderno. Pero la pregunta es si el punto máximo de la globalización ya pasó y, de ser así, si lo que viene ahora es para darle la bienvenida o para resistirlo.
NUEVA YORK – La cada vez mayor interconexión global (los crecientes flujos transfronterizos de personas, bienes, energía, correos electrónicos, señales de radio y televisión, datos, drogas, terroristas, armas, dióxido de carbono, alimentos, dólares y, por supuesto, virus, biológicos e informáticos) ha sido un rasgo definitorio del mundo moderno. Pero la pregunta es si el punto máximo de la globalización ya pasó y, de ser así, si lo que viene ahora es para darle la bienvenida o para resistirlo.