MADRID – Siria no es hoy sino ruinas y sangre. Cuatro años de guerra civil han dejado tras de sí más de 200.000 muertos, un millón de heridos y 6,7 millones de desplazados internos. Otros 3,6 millones han huido del país y son hoy refugiados, mientras que 13 millones (de una población que antes de la guerra ascendía a 20 millones) necesitan desesperadamente asistencia humanitaria. Dos insignes enviados especiales de Naciones Unidas - Kofi Annan y Lakhdar Brahimi – abandonaron sucesivamente su misión ante la espiral, aparentemente sin fin, de la violencia.
MADRID – Siria no es hoy sino ruinas y sangre. Cuatro años de guerra civil han dejado tras de sí más de 200.000 muertos, un millón de heridos y 6,7 millones de desplazados internos. Otros 3,6 millones han huido del país y son hoy refugiados, mientras que 13 millones (de una población que antes de la guerra ascendía a 20 millones) necesitan desesperadamente asistencia humanitaria. Dos insignes enviados especiales de Naciones Unidas - Kofi Annan y Lakhdar Brahimi – abandonaron sucesivamente su misión ante la espiral, aparentemente sin fin, de la violencia.