PRINCETON – En menos de una semana, Estados Unidos pasó del entusiasmo a la vergüenza, de una elección presidencial a un escándalo de sexo y política. Para muchos estadounidenses, la elección fue una demostración de las bondades del país, y lo que le siguió fue el proceso tristemente familiar de bajar a un héroe de su pedestal. Fuera de Estados Unidos, así como muchos celebraron y se tranquilizaron con la victoria de Barack Obama, muchos creen que la renuncia de David Petraeus al puesto de director de la CIA es para el país un perjuicio que podría evitarse.
PRINCETON – En menos de una semana, Estados Unidos pasó del entusiasmo a la vergüenza, de una elección presidencial a un escándalo de sexo y política. Para muchos estadounidenses, la elección fue una demostración de las bondades del país, y lo que le siguió fue el proceso tristemente familiar de bajar a un héroe de su pedestal. Fuera de Estados Unidos, así como muchos celebraron y se tranquilizaron con la victoria de Barack Obama, muchos creen que la renuncia de David Petraeus al puesto de director de la CIA es para el país un perjuicio que podría evitarse.