PRINCETON – Cuando unos investigadores del McKinsey Global Institute profundizaron recientemente en los detalles de los lentos resultados económicos de México, hicieron un descubrimiento notable: un desfase inesperadamente grande del aumento de la productividad entre las empresas grandes y las pequeñas. De 1999 a 2009, la productividad del trabajo había aumentado en un respetable 5,8 por ciento en las grandes empresas de 500 o más empleados. En cambio, en las empresas pequeñas, de diez o menos empleados, el aumento de la productividad del trabajo había disminuido en una tasa anual del 6,5 por ciento.
PRINCETON – Cuando unos investigadores del McKinsey Global Institute profundizaron recientemente en los detalles de los lentos resultados económicos de México, hicieron un descubrimiento notable: un desfase inesperadamente grande del aumento de la productividad entre las empresas grandes y las pequeñas. De 1999 a 2009, la productividad del trabajo había aumentado en un respetable 5,8 por ciento en las grandes empresas de 500 o más empleados. En cambio, en las empresas pequeñas, de diez o menos empleados, el aumento de la productividad del trabajo había disminuido en una tasa anual del 6,5 por ciento.