BRUSELAS – Es un antiguo e interminable combate. Por un lado están los gruñones del riesgo moral, quienes afirman que una de las principales responsabilidades para quienes están a cargo de las políticas es establecer incentivos que demuestren que el comportamiento imprudente no paga. Por otro, están los partidarios de la estabilidad financiera, quienes consideran que la confianza en el sistema financiero es demasiado preciosa para ponerla en peligro, incluso con las mejores intenciones posibles.
BRUSELAS – Es un antiguo e interminable combate. Por un lado están los gruñones del riesgo moral, quienes afirman que una de las principales responsabilidades para quienes están a cargo de las políticas es establecer incentivos que demuestren que el comportamiento imprudente no paga. Por otro, están los partidarios de la estabilidad financiera, quienes consideran que la confianza en el sistema financiero es demasiado preciosa para ponerla en peligro, incluso con las mejores intenciones posibles.